En la actualidad toda actividad exige la presencia de un número variado de competencias, para ser realizada con calidad. Caracterizar a las competencias, nos ayudará a orientar nuestra función hacia la formación integral del alumnado y al logro de la calidad en la educación.
Los rápidos cambios que están ocurriendo en los diferentes campos de la ciencia y de la tecnología, han generado el requerimiento ineludible de modificar los planteamientos curriculares de los programas educativos para orientarlos hacia el aprendizaje, la formación basada en competencias, el desarrollo de habilidades de pensamiento, el trabajo en equipo y la utilización de criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación de los aprendizajes estandarizados.
Las formas tradicionales de enseñanza, basadas exclusivamente en la transmisión de conocimientos y habilidades se vuelven inoperantes en un contexto de cambio constante, de surgimiento de nuevos procesos cognitivos, de formas emergentes de ver y de enfrentar la realidad; de tal suerte que el elemento fundamental para acceder al conocimiento es precisamente el dominar los procesos de aprendizaje, el “aprender a aprender” y el “aprender a desaprender” orientados hacia el logro de capacidades efectivas que permitan a las personas desempeñarse exitosamente en las actividades humanas en las que ha decidido sustentar y transcurrir su vida.